Finanzas

Las centrales solares se han convertido en los últimos años en bienes de inversión seguros y fiables. A largo plazo producen beneficios estables y pueden calcularse muy fácilmente. Las centrales solares se amortizan en un periodo de 20 años. La inversión en una instalación solar se revela, por tanto, como la opción ideal para aquellos inversores que tengan inicialmente un tipo impositivo alto y quieran beneficiarse a largo plazo de pagos periódicos.

El desgaste y los gastos de mantenimiento que ello conlleva son reducidos y, además de por las ventajas impositivas, la inversión en energía fotovoltaica resulta especialmente interesante por los tipos de interés actuales, en mínimos históricos.

Junto con los elevados rendimientos de los años iniciales no amortizables, los inversores suelen recuperar el capital propio invertido transcurridos unos años de funcionamiento de la instalación solar. En cuanto a los beneficios positivos posteriores, especialmente tras la reducción del capital ajeno, los bajos tipos impositivos son generalmente ventajosos (por ejemplo, tras el comienzo de la fase de jubilación).

Los créditos ventajosos para inversiones en energía solar aumentan los rendimientos del capital propio.